Condenamos la ola de homicidios contra periodistas que atentan contra la democracia, la seguridad, el derecho a la información y la libertad de expresión. Ahora la muerte violenta de Javier Valdez se suma a la estadística y tiene rostro de impunidad por la poca o nula eficacia del sistema de justicia penal que impera en nuestro país. No es tiempo de hablar, de hacer declaraciones, es de resultados creíbles y serios.