Alfonso Jaime Martínez Lazcano
La carrera judicial, aunque establece un marco institucional para la selección, formación y evaluación de jueces y magistrados, no garantiza por sí sola la actuación ética, la promoción de la justicia y la protección de los derechos humanos. Se necesitan medidas adicionales para asegurar estos principios en la práctica:
- Selección rigurosa: El proceso de selección debe basarse en méritos objetivos y criterios transparentes, evitando cualquier tipo de favoritismo o influencia política. Se deben buscar candidatos con sólida formación jurídica, experiencia práctica y un compromiso demostrado con la ética y los derechos humanos.
- Formación continua: La formación permanente en materia jurídica, derechos humanos, ética judicial y habilidades de resolución de conflictos es crucial. Esta formación debe ser de alta calidad y adaptarse a las necesidades cambiantes del entorno legal y social.
- Independencia judicial: El poder judicial debe ser independiente de otros poderes del Estado y de cualquier presión externa e interna. Los jueces y magistrados deben poder tomar decisiones sin temor a represalias o influencias indebidas.
- Rendición de cuentas: Los jueces y magistrados deben ser responsables de sus actos ante la sociedad y estar sujetos a un sistema de evaluación del desempeño transparente y justo.
- Cultura de ética judicial: Es fundamental fomentar una cultura de ética judicial dentro del poder judicial, promoviendo valores como la integridad, la imparcialidad, la independencia y la responsabilidad.
- Protección de los derechos humanos: El Estado debe garantizar la protección efectiva de los derechos humanos en todo el proceso judicial. Las personas deben tener acceso a la justicia en igualdad de condiciones, sus derechos deben ser respetados y deben recibir un trato digno y justo.
- Sociedad civil activa: Una sociedad civil activa y vigilante juega un papel crucial en la promoción de la actuación ética y la defensa de los derechos humanos en el ámbito judicial. La ciudadanía debe poder monitorear el desempeño del poder judicial, denunciar irregularidades y exigir que se cumplan los estándares éticos y de derechos humanos.
La carrera judicial, aunque idealmente busca fortalecer el sistema, puede convertirse en un obstáculo para la justicia si se convierte en un mecanismo de burocratización y formalismo, donde se prioriza el cumplimiento de requisitos por encima de la búsqueda de la verdad y la justicia.
Cuando el personal judicial se enfoca en cumplir con las formalidades, puede caer en la simulación y la evasión de las responsabilidades esenciales de la justicia. Esto puede manifestarse en:
Retraso en la administración de justicia: Se priorizan procesos y trámites por encima de la resolución efectiva de los casos.
Falta de compromiso con la verdad: Se busca el cierre de casos sin profundizar en la investigación y la búsqueda de la verdad.
Corrupción: Se pueden utilizar las formalidades para beneficiar a ciertos grupos o intereses, dejando de lado la imparcialidad.
Deshumanización del proceso judicial: Se pierde de vista el impacto real de las decisiones judiciales en las personas afectadas.
En conclusión, la carrera judicial es un elemento importante para fortalecer el sistema judicial, pero no es suficiente por sí sola. Se requiere un enfoque integral que incluya una selección rigurosa, formación continua, independencia judicial, rendición de cuentas, una cultura de ética judicial, empatía, honestidad, protección de los derechos humanos y una sociedad civil activa.